S.O.S.

Don't Panic.

viernes, 30 de septiembre de 2011

El amanecer queda cerca de la playa.

Dulce brisa de principios de otoño colorea mis mejillas de ocres y dorados.
Agua fría como el hielo hace que mi cuerpo se suma en el más profundo de los abismos.
Arena suave inunda mi piel de extrañas sensaciones.
Yo quise cambiar el mundo, y tal vez ese mundo me cambió.
Giro la cabeza y lo veo avanzar.
Armonía en cada uno de sus pasos.
Brillo en sus ojos.
Pero una mueca seria en su cara.
Yo quise cambiar el mundo, y tal vez ese mundo me cambió.
Se sienta a mi lado. Distante. Parece una sombra de sí mismo.
Con la yema de los dedos roza la arena recién mojada.
Moja sus labios resecos con la punta de la lengua.
Yo quise cambiar el mundo, y tal vez ese mundo me cambió.
No sé dónde voy a ir. Estoy perdida, sin saber quién soy.
Le miro en busca de respuestas y posibles reproches que me hagan saber que sigue vivo.
Se queda parado, tal y como estaba antes. Pero ahora poseé un brillo especial en sus ojos avellana.
Yo quise cambiar el mundo, y tal vez ese mundo me cambió.
Poso mi mano derecha en su hombro. Luego la izquierda.
Se estremece y noto como un escalofrío recorre su columna vertebral.
Entonces cierra los ojos muy fuerte, como si quisiese que le tragase la tierra.
Yo quise cambiar el mundo, y tal vez ese mundo me cambió.
Le abrazo, pero él sigue inmóvil.
Sigo abrazándole. Intento apretar lo suficientemente fuerte como para que se de cuenta.
No hay reacción alguna en su cuerpo.
Una lágrima furtiva escapa de su prisión en el lagrimal.
Yo quise cambiar el mundo, y tal vez ese mundo me cambió.

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