Después de meses de silencio interminable, me he decidido a hablar...
Dejando de un lado las impresiones y anécdotas vividas desde que dejé de hablar, sólo puedo centrarme en una... Soy muda.
No me lo puedo quitar de la cabeza. Soy muda. No, no es que haya perdido el habla, es que simplemente hablar me gasta saliva y me causa problemas. Si hablo es para decir frases impersonales como: "Qué bonito.", "Ah sí, qué bien", "Oh, vaya, una pena" y demás idioteces. No puedo hablar, no me siento a gusto. No puedo decir lo que pienso, me dedico a asentir y seguir mi camino.
Aunque me mantenga al margen, hay veces en las que recibo golpes sin haber hecho nada para recibirlos. Simplemente es fastidiar por fastidiar.
No acabo de encontrar mi pedacito de mundo real en el que poder estar a gusto y poder relajarme. Cuando lo encuentro me lo quitan. Así que decido meterme de lleno en mis pensamientos. Camino entre las grutas de mi imaginación con soltura. Soy la única que conoce el camino. Nunca miro atrás.
Entonces llego a mi destino; una nebulosa en la que me sumerjo, olvidando quien soy. Entonces puedo hacer lo que me plazca.
Pero eso se acabó...
Voy a explotar.
Gris mármol.
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