Esta mañana desperté desganada, sin ganas de hacer nada. No tenía hambre, ni ganas de peinarme. Todo se me hacía cuesta arriba. Pero cuando ya pensaba que todo iba a pintar mejor... ZACA! Plomazo de colores fríos! Vaya corte que me pegaste, eh? Se lo tenía guardado... Y yo, ya cegada por los colores fríos, me eché a llorar. Como una tonta. Al no soportar tanto tiempo sin hablar con ella, me armé de valor y colores cálidos, (especificando, cogí el lápiz amarillo, más amarillo que tuviese!) me acerqué a ella y le pedí perdón. Y todo se arregló, conseguí pintar mi cielo gris, mi día gris, con un poco de rosado, que, aunque quedase rastro del gris, era rosado. Así que como cualquier historia comercial, mi día, acabará (sí mis queridos padres no ma lo vuelven a pintar todo de gris.) rosado.
Ya se puede ver como el rosa lo empieza a colorear todo con su sonrisa... (o.O)
Una Cler con reflejos rosados en el alma gris...
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